martes, 29 de abril de 2008

Gita all'opera


Sabato scorso siamo stati a vedere la Tosca al teatro pubblico di La Plata.

Per la cronaca La Plata é la capitale della provincia di Buenos Aires. Con i biglietti era incluso il viaggio in bus (costo in euro 5, giusto per far venir invidia a quelli che vivono in posti dove l'opera costa minimo 50 euro senza nessun trasporto...).  Alle sei come una perfetta scolaresca siamo partiti alla volta della Plata. I nostri compagni di opera erano signore agées ed elegantissime, coppie di mezza età, ragazzi in jeans, e un nordico biondo in giacca e cravatta. Insomma un mix come al solito.

Buenos Aires -la Plata é quasi un‘ora di viaggio, pero’ sabato grazie alla coltre di fumo che riduceva la visibilità ci abbiamo messo un po’ di più…

Il teatro della Plata dopo un misterioso incendio é stato ricostruito negli anni settanta e per essere un teatro di 30 anni fa é ancora abbastanza moderno.

Nella hall c’é un’interessante mostra su Puccini.

Lo spettacolo dovrebbe iniziare alle 20.30, ma prima che la gente si sieda, che si fumi l’ultima sigaretta che spenga il cellulare sono le 21.00.

Il teatro è strapieno. Effettivamente i cantanti sono bravi, la musica bellissima e la coreografia romana ben fatta, unica nota negativa, i costumi un po’ sintetici….

Curiosità. Gli argentini applaudono durante l’atto senza ritegno e soprattutto hanno  iniziato ad applaudire prima che la Tosca si butti giù dal Castel Sant’Angelo…. 

Durante le pause  è ammesso  fumare nella hall. Siccome qui la legislazione sul fumo è abbastanza severa, abbiamo pensato che facessero un’eccezione visto che di fumo, grazie agli incendi, era già piena la sala….

Sempre durante le pause,  prevedendo la fila larghissima di donne che andavano ad incipriarsi il naso, ci è stato assegnato anche il bagno degli uomini per sveltire la coda.

Quindi qualcuno si è dovuto fare il giro del teatro per andare in bagno ihihihi…

Questo è un sintomo di quanto siano avanti gli argentini, o quanto siano maschilisti?

miércoles, 23 de abril de 2008

¿Cuánto vale un peso argentino?


El peso es la moneda argentina, el instrumento económico y destino del país. En los años 90 estuvo dolarizado, con lo que un peso no valía un peso, sino un dolar, hasta que el corralito destruyó esta gran ilusión. Ahora es todo lo contrario, cuanto más devaluado está el peso, coincide la opinión general, mejor le irá a todos: más ingresos por exportaciones, más impuestos a recaudar, más turistas en el país... Con un pequeño inconveniente que es la inflación, qué nadie sabe de cierto a cuánto llega ya, pero todos las notamos.

Pero, ¿cuánto vale un peso? Inocente de mí, si me hubiesen preguntado cuando llegué a Buenos Aires cuánto vale un peso, habría contestado, un peso. Eso sí habría pensado que la pregunta tenía trampa, pero nunca me la hubiese imaginado. Un peso en Argentina vale mucho más de un peso, debido un proceso extraño de falta de monedas a causa de que para viajar en autobús público los billetes se compran con monedas. Es algo así como si un euro, valiese dos euros.

Valor del peso y sistema de transporte en colectivo están estrechamente ligados. Las monedas son billetes de autobús, el pasaporte al trabajo, a la universidad, a la escuela o a cualquier parte de la ciudad. Sin monedas no te dejan viajar en colectivo y es imposible en el transporte por colectivos pagar con billetes. No hay abonos mensuales, ni tampoco bonos de 5 o 10 viajes. Así que sin monedas no se viaja en colectivo. Y es aqui dónde se inician todos los problemas del peso: los bancos no están interesados en distribuir monedas; surgen negocios innovatios pero fraudulentos que acopian monedas y luego las revenden con un sobrecargo del 5 al 10 %; en el kiosco prefieren ganar 20 céntimos menos a devolverte 80 céntimos en monedas; la gente hace colas de varias horas en el banco por conseguir unos pocos pesos en monedas. Inlcuso en el centro de la ciudad leía hay un lugar donde si llevas 50 pesos en monedas te regalan un pancho (hot dog) y una bebida.

¿Cuál es el coste para la economía? No lo sé, pero me imagino que si sumamos las 2 o 3 horas perdidas en el banco por muchos argentinos, los 10-20 céntimos que el propietario del kiosko de prensa deja de ganar muchos día, el 5-10% de recargo al negocio de reventa de monedas y la gente que se quede sin viajar por no tener monedas, el coste es alto, muy alto. Un peso vale casi dos pesos.

¿Soluciones adoptadas para el problema? Imprimir más monedas y en algunas paradas de bus (muy pocas) que haya alguna persona a quién comprar comprar con billetes el pase al colectivo.

Por cierto, se me olvidaba, el transporte es un servicio público, y como tal en Buenos Aires está subvencionado en torno al 40-50%. Un billete de bus cuesta unos 20 céntimos de euro. Es económico fácil, pero nada fácil: todo dependerá de si has tenido suerte de conseguir un peso a lo largo del día.

El otro día iba por la calle y una persona me pidió una moneda, le miré con compasión. Pedir una moneda, se había convertido en algo muy duro en Buenos Aires.

sábado, 19 de abril de 2008

Le Monde Diplomatique se anticipó


Seguimos en medio de la niebla negra. Esta noche tenemos previsto ir a la ciudad de la Plata (a unos 35 kms de Buenos Aires) y tenemos la duda de si saldrá el bus que nos lleva hasta allí.

Pensando en esta situación sobre la que ya escribí hace unos días he recordado Le Monde Diplomatique en su versión argentina en Marzo. Ceschi? Loli? Os acordáis que estuvimos hablando de ese artículo? El especial cuestiona las dificultades a los que se enfrenta Buenos Aires en términos de infraestructuras, medio ambiente, sanidad, población... Así que explica cómo la Buenos Aires, la que fue la Reina de la Plata se ha convertido en Malos Aires.

Le Monde tenía razón, Malos Aires (denominación de la ciudad que hace tiempo utilizan muchos porteños para referirse a su ciudad), y lo dijo solo un mes antes de que todo el humo haya cubierto la ciudad conviertiendo a Buenos Aires en más Malos Aires que nunca. Le Monde Diplomatique, de nuevo, adelantándose a los eventos.

viernes, 18 de abril de 2008

Niebla negra

Hace unos días llegó el otoño a Buenos Aires. De repente la gente sacó abrigos, gorros y sombreros, y dejó por unos días las camisetas de verano. Con el otoño se llegó la niebla. Pero para nada romántica. Se trata de una niebla negra, resultado de la quema incontrolada de pastizales al norte de la ciudad, en el delta del Paraná, antesala del Río de la Plata.

Y extrañas mezclas de olor y del color han acompañado a un extraño fenómeno político-químico-ambiental-agrícola-social. En lo químico ambiental, las puestas de sol en estos días han sido de lo más inédito, donde el gris, el negro, el azul, y el rojo del anochecer se han mezclado generando extrañas formas y composiciones. Por la noche, caminar por la ciudad te hacía sentir como caminar en medio de una película en blanco y negro. Efectivamente, todo parecía blanco y negro. Por ejemplo, los contornos de los edificios más altos de la ciudad se confundían con el cielo y el humo negro y solo las luces ayudaban a ver qué efectivamente estaban allí. Estuvimos el miércoles en el cine (vimos Caramel, que os la recomiendo) y dentro del cine olía a humo y se veía todo con una niebla negra. El olor del humo ha impregnado todo. Hasta los edificios por dentro. Ante la imposibilidad de dar muestras del olor, aquí tenéis unas fotos enviadas por los lectores del diario la Nación. FOTOS

Pero como con otras tantas cosas que suceden en esta ciudad, la dimensión social y política es la que me deja más sorprendido. La presidenta del gobierno, en plena crisis con el campo y con muchas dificultades para conseguir resultados positivos en las negociaciones, ha sido capaz de culpar a los "productores agrícolas" por lo sucedido. Y si efectivamente se ha producido por una quema incontrolada de pastizal para la producción agrícola, quiénes lo han hecho representan sólo una parte mínima de los agricultores y no todos. Un ejemplo más de la antagonización social, económica y política de la Argentina.

Tristemente el humo no solo afecta a la vida como ciudadanos (aeropuerto cerrado para el aterrizaje, algunas líneas de metro tampoco funcionan, extraños colores y olores, ojos enrojecidos, sequedad de garganta). Varios accidentes se produjeron por escasa visibilidad y leí que tres personas murieron. Y el gobierno indirectamente culpó al campo (el todo del campo) como responsable de estas muertes.

Probablemente fruto de ignorancia me surjen muchas preguntas. ¿Por qué al inicio la prensa pareció no prestar mucha atención al asunto? A pesar de que el humo llegó a principios de la semana, no ha sido hasta ayer por la noche cuando la prensa realmente lo ha convertido en un tema clave. ¿Por qué el incendio está durando tanto y no se sofocó antes? La zona de quema es pastizal, es decir básicamente llana, relativamente accessible y está junto a uno de los ríos más caudalosos del mundo. No ha sido un incendio en montañas y con fuertes vientos, sino que creo que fueron los mismos propietarios de las tierras quienes no lo hicieron y deberían haber sido relativamente controlado. ¿Por qué no se cortaron las carreteras antes de qué se produjeran los accidentes? ¿Por qué no se le presta mucha atención como fenómeno ambiental y sí como político? Un diario (Crítica) llegó a decir que era mucho peor que Botnia, la papelera uruguaya en la frontera tan polémica por los supuestos daños ecológicos. Y sobre todo, ¿por qué un desastre de este tipo se mezcla con cuestiones políticas bastantes lejanas y apenas se habla de las soluciones para evitar que esto vuelva a suceder y coordinar las respuestas de emergencia? Como suele a menudo suceder en política los responsables, las causas y las soluciones, las verdaderas dimensiones del problema, quedan detrás de una cortina de humo que confunde, y mucho, al ciudadano.

viernes, 11 de abril de 2008

Los Cartoneros



Dopo quasi sei mesi a Buenos Aires, voglio raccontare dei Cartoneros. I Cartoneros sono una realtà triste e vergognosa di questa grande metrópoli.

Tutti i giorni verso sera sopratutto nei quartieri più ricchi iniziano ad arrivare dalle periferie più povere intere famiglie che si dedicano al riciclaggio della spazzatura. Donne, uomini, ma sopratutto bambini passano le nottate a smistare carta e vetro aprendo la spazzatura lasciata per strada. Minuziosamente aprono tutti i sacchetti e selezionano qualsiasi pezzo di carta e vetro. Dopodichè caricano fino a scoppiare carri o camion scassati e portano carta e vetro alla sede del riciclaggio della citta’ dove il Gobierno paga una cifra irrisoria per ogni quantità raccolta.

I Cartoneros da quello che raccontano i porteños ( gli abitanti di Buenos Aires) sono sempre esistiti, ma sono aumentati dopo il corralito nel 2001, ed oramai sono “istituzionalizzati”. Non sorprende ne scandalizza nessuno che il sistema di riciclaggio dei rifiuti sia gestito in questo modo, ed è un’altra prova della disorganizzazione di questa città.

Innanzitutto si solleva da l’incarico di separare i rifiuti i viziatissimi cittadini che buttano i loro rifiuti tutti nello stesso contenitore o sacchetto, non avendo nessun tipo di coscienza ecologica, dopodichè si limita il riciclaggio a carta e vetro che sono i materiali per i quali i cartoneros “guadagnano” di più (rimangono fuori plastica e alluminio), e infine con questo sistema si alimenta e permette una realtà sociale di estrema povertà, famiglie intere che vivono in mezzo alla spazzatura. I bambini il giorno dopo aver passato la notte per strada vanno a scuola per mangiare alla mensa, ma le maestre raccontano che si addormentano sui banchi.
Il primo passo per rompere questo circolo vizioso dovrebbe essere educare i cittadini ma forse e`più comodo cosi, sai che fatica separare il cartone del latte dal sacchetto della pasta?????

jueves, 10 de abril de 2008

Palace of the Coin

Estuve unos días en Chile para avanzar en las reuniones de mi doctorado y para la boda de mi buen amigo Felipe. Aprovechamos, además, para conocer las tres casas de Pablo Neruda (la Chascona en Santiago, Isla Negra y la Sebastiana en Valparaíso). Así que pasamos dos días en Valparaíso. Un gran descubrimiento, tan similar aparentemente a Lisboa, pero tan diferente en tantas cosas.

El caso es que nos quedamos en un bed and breakfast en uno de los casi 50 cerros de la ciudad, con una vista increíble de la ciudad. En el desayuno conocimos a gente de diferentes países pero lo más divertido nos sucedió con una chica australiana que llevaba cinco semanas viajando por el sur de América. Estaba ya por partir y nos preguntó qué hacer en Santiago.

Hablamos de la Chascona, del cerro Santa Lucía, del Museo de Arte Precolombino...

Ah, Precolumbian art, does it mean the history of the old Santiago city?. Imaginad nuestros ojos de sorpresa. Pero seguimos... No, inca, azteca art... before Columbus arrived to America.

And of course, you should visit Palacio de la Moneda. Palacio de la Moneda? Yes, where Allende was killed. Allende? (de nuevo ataque de sinceridad) I don´t know that much about Chilean history. De manera sucinta, comentamos con nuestros también escasos conocimientos de historia chilena: He was the elected president who defended a communist Chile (más sinceridad, ésta vez con cara de asustada) Communist?

El Palacio de la Moneda lleva poco tiempo visitarlo y está cerca del metro, así que le interesaba la visita. Continúa la conversación:

Can you say the name of the palace in English?

Más estupefacción. Natalia y yo nos miramos. Palace of the Money, dice Natalia. Or better, Palace of the Coin, digo yo. Ella lo anota. Thanks... I will ask for it.

Si nosotros estamos sorprendidos, no quiero ni pensar qué habrá sucedido al chileno o a la chilena a quiénes le hayan preguntado por la calle, con un acento extraño, donde está el Palace of the Coin?

Cacerolazos... de nuevo

Prácticamente toda la crisis del campo (que aún dista de estar solucionada) la he vivido desde Chile. Con excepción de un par de días que nos fuimos a dormir con el ruido de cacerolazos, lo he seguido más a través de la prensa, de los amigos y de los conocidos argentinos.

Ha sido una de las principales movilizaciones sociales desde el 2003. Y de hecho muestra un cierto malestar social con la nueva situación de la economía. Es verdad que se trata aún, por lo poco que conozco de la política argentina, de un hecho muy concreto y que se extiende solo a la clase social media alta, y fundamentalmente urbana. De hecho, la presidenta, con su tono usual de confrontación e ironismo, llegó a decir algo así como que las cacerolas habían sido sustituidos por woks y nuevos artilugios de la cocina sofisticada.

Desde aquí debemos decir, que más que las movilizaciones, lo que se ha notado en la calle ha sido el desabastecimiento. La carne, símbolo, himno y bandera argentina, desapareció de los supermercados argentinos. Como una gran contradicción, dentro de la contradicción de un país como éste de la abundancia en tantas cosas y ausencia de las mismas, sólo era posible encontrar carne en algunos supermercados chinos. Los chinos de la esquina se convirtieron por unos días en los principales abastecedores de carne en el país de la carne.

Fue además interesante ver cómo se generaban las reuniones de cacerolas. Alguien salía a la calle, a la puerta de casa, sin aviso previo, y empezaba a crear ruido con su cacerola. Se unían después algunos coches que sonaba el claxon y más y más vecinos se sumaban a la cacerola. Así de espontáneo...

La respuesta a la respuesta fue la gran concentración en la Plaza de Mayo. La plaza de Mayo que es el lugar de los encuentros los desencuentros de la política y la historia de Argentina. No lo vivimos de cerca, así que no puedo contar mucho. Sólo que el número de personas que asistieron fueron mucho menos de las previstas, y la mayoría de ellas llegaron en autobuses organizados por fuerzas kirchnerista.

No está aún claro el fin de la crisis. Según me comentan algunos amigos vuelve a representar la dicotomía que tradicionalmente ha vertebrado la política argentina en las últimas décadas: la oligarquía propietaria del campo frente a gobiernos deficitarios que han buscado o en la privatización o en el aumento de impuestos de los sectores más fuertes económicamente el sustento de sus políticas.

Una persona que conocimos nos comentaba que en Argentina es muy difícil hacer negocios. Que si encuentras un negocio dónde se puede hacer dinero, el gobierno tarde o temprano llegará, verá su oportunidad impositiva y lo gravará hasta qué asfixie esa actividad y desincentive la actividad. Posteriormente la actividad se volverá indispensable para el país y el gobierno acabará subsidiando la actividad. Y todo ello sucede, nos comentaba, con una velocidad increíble.

Intentaré resumir según mis limitados conocimientos. En el caso del campo la soja se ha convertido en una oportunidad económica a corto plazo: las ganancias se generan en un periodo de tiempo relativamente breve, en pocos meses, debido a los altos precios de las commodities en los mercados internacionales, a la devaluación del peso y a los bajos costes de producción. Grandes extensiones se están especialzando en el monocultivo de la soja. Así que el gobierno predice que este año los productores de soja ganarán más de lo previsto y varían las tasas impositivas a las exportaciones.

Resulta que el gobierno reconoce que quería gravar sobre todo a los grandes propietarios y no a los medianos. Así que decide que quiere mantener las retenciones, pero que a los medianos y pequeños propietarios se les devolverá una parte de las retenciones. Esto significa nuevos mecanismos de control, nuevas bureocracias, y más complicaciones en la gestión de la economía del campo.

Mi impresión es que Argentina tiene una capacidad para encontrar soluciones a todo. Y siempre son muy imaginativas, pero a la vez muy complicadas. La gente no confía en las medidas, parece que todos saben que hay algo que nunca se sabrá, que hay acuerdos no explícitos que benefician a unos pocos. Y todo ello contribuye a una desconfianza social enorme. Al menos, si todo se soluciona, la excelente carne argentina volverá al supermercado, seguirá siendo excelente (aunque cada vez un poco menos) y el asado de los fines de semana para amigos y familia se volverá a organizar. Cómo eso afecte a la sociedad no importa. O importa pero sé es consciente de que se puede hacer poco... Es así como se forma la argentinidad o como lo definía alguien en un libro que no recuerdo, el “hecho de estar a vuelta de todo y de todos y aún así seguir adelante”.

Hubo movilizaciones, ví profesores cortando las calles y dando clase en medio de la calle sobre la crisis política actual, se publicaron artículos y artículos, posts ni os cuento... pero la sensación es que todo seguirá igual. Hasta que una nueva solución radical sea necesaria y eso provoque el inconformismo de la sociedad argentina.