jueves, 24 de enero de 2008

Lo stretto di Magellano



Uno dei momenti più emozionanti del nostro viaggio é stato per me attraversare lo stretto di Magellano. La mattina siamo partiti presto da Rio Gallegos, un’anonima e tristissima cittadina nel mezzo della Patagonia sulla costa atlantica.

L’autobus é partito con quasi un’ora di ritardo a causa del controllo passaporti, durante il viaggio, di quasi 13 ore, era previsto l’attraversamento di 4 dogane diverse (Argentina-Cile, Cile –Argentina).

In viaggio con noi, c’erano un gruppo di paraguaiani che viaggiava non so da quanti giorni per andare a lavorare al porto di Ushuaia, qualche argentino di Rio Gallegos e una coppia di svizzeri, turisti come noi.

Dopo quasi due ore di viaggio, attraversando paesaggi infiniti senza un’anima viva, arriviamo davanti allo stretto, a punta Delgada.

Il mare, come spesso succede in questo tratto era molto mosso.

Dall’altra parte si vedeva perfettamente il Cile e l’isola della terra del fuoco. Sono solo due km di distanza. E’ un paesaggio molto suggestivo il vento e la pioggia uniscono in un grigio dalle tonalità chiare o scure le lunghissime onde grige con il cielo e le nuvole. Ogni tanto si intravede qualche tonnina giocare con le onde.

Mentre ero a bordo del ferry mi sono vista come un puntino minuscolo sull’atlante de agostini di casa mia a Genova. Quell’atlante sta sempre in salotto e ognitanto nella noia lo sfogliavo, vagando con la mente per posti lontani e sconosciuti. E la mia fantasia arrivava sempre fino allo stretto di Magellano , dove si incontrano l’oceano atlantico e il pacifico.

Ho respirato a fondo quell’aria salata e gelida, e mi sono lasciata sballottare dalle onde. Dentro di me ho vissuto una grande avventura.Ho rivissuto tutto quello che ho imparato sui libri di scuola, mi sono sentita esploratrice, missionaria, commerciante di stoffe preziose, immigrante...

Dopo poco stavamo già attraccando, avventura finita. Appena torno a Genova non vedo l’ora di riaprire l’atlante de Agostini e ovviamente dire "ci sono stata"!!!!!

miércoles, 23 de enero de 2008

Patagonia: el agua



Los límites de la Patagonia son límites de agua. A un lado, en Argentina, el Atlántico. Al otro, el Pacífico, en Chile. Al Sur los diferentes estrechos que unen los dos grandes oceános y por arriba, aunque no haya una frontera claramente definida se encuentra, oficiosamente, el río Negro. Las fronteras de Patagonia, son de agua, y sin ser ni una isla ni una península tiene algunas características y mitologías propias de éstas.

Los Andes, obstáculo para las nubes provenientes del pacífico, contribuyen a crear las peculiaridades climatológicas que generan los diferentes paisajes de la zona. El agua condensada que llega del Pacífico alimenta de nieve los glaciares (algunos, muy poco, aún en avance y a pesar de que el agujero de la capa de ozono se sitúa encima del Sur de la Patagonia), y el deshielo de las nieves y de los glaciares alimenta la multitud de lagos que crecen cercanos a Los Andes. Sin embargo, la mayor parte del agua se precipita pocos kilómetros después la cordillera más alta de América. Y así el resto de la Patagonia es muy seca, con pocas lluvias, dando lugar a la estepa patagónica de las grandes estancias basadas en el ganado ovino, que apenas necesita agua dulce para sobrevivir.

Algo que me ha sorprendido es la diversidad de colores que adquiere el agua en sus diferentes formas y lugares. Hay lagos azules, los hay verdosos, los hay esmeraldas, los hay grisáceos, los hay lechosos, los hay de color añil, los hay turquesas... y muchas veces un mismo lago puede tener colores muy diferentes. De todos los lagos el que más nos sorprendió por sus colores es el argentino, que como podéis ver en la foto puede tomar formas muy diferentes. Lo más sorprendente es que no son colores reales, sino efectos ópticos. Una ilusión óptica.


El agua en forma de hielo también da lugar a colores y formas únicas. Los icebergs que flotan en los lagos próximos a los glaciares adquieren formas insospechadas. Es difícil encontrar pedazos iguales, e igual que de niños jugamos a buscar parecidos entre las formas de las nubes y las cosas que conocemos, lo mismo se puede hacer con los bloques de hielo que navegan por los lagos. El hielo es transparente, pero por efectos de luz y de percepción se distinguen una diversidad de azules que hacen a los glaciares un espectáculo de color único.

En Patagonia el agua tiene color y sonido. El sonido es el desprendimiento del hielo y sobre todo del Perito Moreno. Dicen que los días de sol y por la tarde es cuando más sonoro se encuentra el gigante blanco. Cuando estuvimos se cayeron varios trozos, unos de ellos enorme, que podrían equivaler a tres o cuatro bloques de 10 pisos. El sonido es increíble y generan un pequeño maremoto. No puedo imaginar qué espectáculo debe ser la ruptura del glaciar que se produce cada 4 o 5 años, y que por un proceso natural único hace que un montaña de hielo se derrumbe.

Muchos de los lagos compiten en belleza, en bravura y en inmensidad con el océano, y en algunos momentos es difícil distinguir entre una ola de mar o una ola de lago. Esto nos pasó en el lago Llanquihué por ejemplo.

En un mundo en el que el agua se está convirtiendo en uno de los bienes más preciosos y más injustamente repartidos, la belleza e inmensidad del agua en Patagonia se convierte casi en un bofetón social. En un injusticia natural que asombra por su vastedad y su increíble esplendor.

De hecho el agua es ahora uno de los recursos más apreciados y buscados de Patagonia. Si en el pasado llegaron a Patagonia los buscadores de oro y de petróleo (en su mayoría con escaso éxito), ahora son los explotadores de agua quiénes están comprando más y más terreno en la región. El agua, aquí, no es necesario buscarlo. Leía que una empresa de la familia Bush ha invertido en la zona precisamente para explotar el agua de la región. No sé si tendrá un efecto importante en la paisajística del lugar. Pero el que la belleza, la forma y estos colores del agua queden en manos privadas y extranjeras me da mucho miedo.

domingo, 20 de enero de 2008

Patagonia y los elementos

Llevo unos días pensando en qué escribir de nuestro viaje por el sur de Sudamérica. No sabía muy bien como hablar de Patagonia. Son muchas las emociones y sensaciones que nos hecho sentir este viaje. Digo que nos ha hecho sentir porque cuando se viaja en pareja las emociones en muchas ocasiones van más allá de lo individual y lo que yo siento se ve contagiado de lo que siente ella. Y supongo que también sucede lo mismo a la viceversa.

Se puede hablar de la Patagonia de muchas maneras. Se podrían escribir libros y libros. Y los posts, ni os cuento, serían innumerables (de hecho ya lo son). Os podríamos contar anécdotas, y os aseguramos que las hemos tenido, pero no sé si os divertirían tanto como lo hicieron a nosotros. Y por último como he visto en la mayoría de blogs sobre la Patagonia os podría hablar de datos prácticos para el viajero. Pero no podría ser muy original, y de algún modo, parecería que os intentamos imponer la idea de que el mejor viaje es el que hemos hecho nosotros. No sé por qué los blogs (y diarios de viajes) tienden a ser eso, un compendio de datos de la mejor manera de viajar por una región. De todos modos, ya sabeís, que si viajáis por la zona podéis contactarnos y os daremos nuestras sugerencias.


Así que he decido irme por las ramas y organizar el viaje por elementos. Recuerdo que en la escuela nos hablaban de cuatro elementos fundamentales (o algo así), de los que ya hablaban los griegos. La filosofía china tambien habla de 5 elementos en lugar de cuatro.

Sorprendentemente cada uno de estos elementos me recuerdan a etapas diferentes del viaje. Así que me será fácil repasar y escribir algunas de las cosas que nos sucedieron durante estos días. Empezaré por el agua (cómo los lagos y glaciares patagónicos); continuaré con la tierra (la estepa patagónica y los volcanes); seguiré con el viento (constante de la Patagonia y de nuestro viaje) y acabaré hablando del fuego (etapa final de nuestro viaje y confín del mundo).

Pero antes la definición de qué es Patagonia. La Patagonia es una región indefinida, que termina en el Sur de América, y que incluye zonas de Chile y Argentina, pero que no está muy claro donde empieza. En algunos sitios he leído que es toda la zona que están debajo de la Pampa, al sur del Río Negro. Es decir que para empezar Patagonia tiene fin, pero no tiene inicio. De hecho no he encontrado ningún mapa oficial de la Patagonia. Esta situación ya le hace un lugar diferente: representa una entidad indefinida, con un final, que durante muchos años ha representado el fin del mundo (más allá solo queda la Antártida), pero que no tiene inicio. Como los viajes, que la etapa de inicio no es lo fundamental (cuando empezamos a querer conocer un sitio y vamos fraguando el viaje), sino la meta, el final es lo que cuenta. Es casi más un concepto de viaje que un territorio.

Para aquellos incapaces de tragarse este rollo patagónico, empiezo por lo mejor, por las fotos y por un mapa. Para dimensionar el viaje que hicimos.

Fotos: Link.

Viaje en Google Earth: link

Continuará...

lunes, 14 de enero de 2008

ritorno a Buenos Aires

Siamo tornati oggi, dopo 25 giorni di viaggio, da San Martin de los Andes (nord della Patagonia) fino a Ushuaia (punta della Terra del Fuoco)…

E’ stato un viaggio intenso e affascinante.

E’ stato uno di quei viaggi dove la sera ti addormenti con immagini, profumi, colori, silenzi, che non vuoi lasciar andare.

Abbiamo ripercorso posti “mitici” che immaginavamo da bambini sui banchi di scuola studiando Magellano e Darwin e di cui abbiamo letto nei libri di Chatwin, Allende, Sepulveda.

Adesso disfo le valige, e poi mi verrà in mente come scrivere di quest’avventura e non dimenticarla.

Buona notte N.